La jueza de Cámara de Puerto Madryn accedió a su jubilación. En una entrevista, compartió vivencias, recuerdos y opiniones sobre su trayectoria en el Poder Judicial del Chubut.
El miércoles 30 de septiembre de 2020, la Dra. María Inés Villafañe cumplió su último día de trabajo en el Poder Judicial del Chubut. Fueron 34 años de actividad ininterrumpida, desde que ingresó como Secretaria del Juzgado Civil y Comercial Nº 2 de Comodoro Rivadavia, en abril de 1986. En Puerto Madryn, ocupó los cargos de Defensora General, Jueza Civil y Comercial y finalmente, Jueza de Cámara. Al hacer un balance de su trayectoria, la Dra. Villafañe compartió vivencias, recuerdos y opiniones.
-Con qué sensaciones afrontó el último día de trabajo después de 34 años en el Poder Judicial?
Yo renuncié a partir del 01 de abril por lo que estos seis meses debieron prepararme para lo que viviría hoy. Debo reconocer que las lágrimas brotaron fácilmente y me sostuvo el afecto de quienes trabajan día a día en la Cámara, y de tantas personas que me acompañaron en estos años en el Poder Judicial y de aquellas que participan de mi vida diaria. Además de ellos, mi hijo Juan Manuel me acompañó los últimos momentos por lo que la vuelta a casa fue más liviana.
-Estamos viviendo una etapa de cambios tecnológicos, avanzando hacia la digitalización y los sistemas electrónicos. ¿Cómo vivió este cambio de paradigma?
Nunca me asustaron los cambios tecnológicos, no porque sea una especialista, sino porque siempre fueron acompañados por el soporte esencial de la Secretaría de Informática y el compromiso de los chicos y chicas que formaban parte del equipo del Juzgado Civil donde fuimos juzgado piloto para el sistema de gestión. De la misma manera, en este paso hacia la digitalización, el grupo liderado por el Dr. Gabet, Secretario de la Cámara, fue fundamental para adoptar el nuevo modo de trabajo.
-En qué medida cree que las nuevas tecnologías mejorarán el servicio de justicia?
Estoy persuadida que si existía alguna reserva en los operadores respecto de la tecnología en los procesos judiciales, estos últimos meses han dado cuenta que se ha optimizado el trámite en cuanto a la celeridad y seguridad en los procesos. Seguramente serán necesarios algunos ajustes y se seguirá trabajando porque ese es el desafío que todos nos hemos planteado.
-El Poder Judicial suele recibir muchas críticas y pocos elogios. ¿Cuáles son las deudas que la todavía tiene la Justicia con la sociedad?
El Poder Judicial tiene la misión de administrar justicia, somos hombres y mujeres que podemos equivocarnos, yo nunca fui amiga de los elogios ni enemiga de las críticas porque entrañan el interés del que las emite. ¿Si el Poder Judicial tiene deudas con la sociedad? Son tiempos complejos, contamos con organismos como la Defensa Pública que viene a dar respuesta a un sinnúmero de nuevas realidades que eran impensadas cuando yo fui Defensora. La Asesoría de Familia e Incapaces tiene un rol insustituible y aporta a la sociedad el acompañamiento de los más vulnerables. Por lo demás, las decisiones jurisdiccionales dan respuesta a conflictos que son resueltos por jueces y juezas contando con la doble instancia y en su caso, la casación. Estoy convencida que el Poder Judicial trabaja para dar respuesta al contexto social donde está inmerso, si es suficiente o no es una respuesta que debemos darnos y darla en el caso concreto, sin generalizar.
-De todos los cambios que se han producido en materia procesal durante sus años de jueza y camarista, cuál considera que ha sido el cambio más trascendente de todos?
El primer cambio procesal, con todo lo que implicó, fue asumir como Defensora en la transición del proceso penal escrito al mixto, ese fue un cambio absoluto de paradigma que me encontró asumiendo defensas en audiencias públicas.
-Hay un manual que ayude a ser un buen juez?
Yo siempre dije que sabía qué juez quería ser y cuál no quería ser, tuve cerca muy buenos jueces y juezas y de los otros. En mi caso, quise ser una jueza que hiciera de mi vocación un modo de vida plena.
Fui jueza a los 31 años, mis padres me inculcaron valores, la verdad como principio, responsabilidad, contracción al trabajo, respeto al otro, la capacitación continua como único resguardo a la independencia, aprendí a escuchar, a vivir con alegría mi trabajo y en los momentos duros aferrarme a Dios y encontrar allí la fortaleza para seguir dando lo mejor de mí.
-Ha recibido muchos elogios por su tarea en el ámbito laboral. ¿Cuál ha sido la clave para lograr ese reconocimiento?
He recibido muchas manifestaciones de afecto. Me conmovió el reconocimiento del Colegio de Abogados y cumpliendo todos los protocolos, me fue indispensable despedirme de cada organismo. Son muchos años de trabajo, hemos compartido muchas situaciones vitales y no tengas dudas que ese afecto, cada línea que me han escrito para saludarme es lo más importante que me llevo y allí está la respuesta a tu pregunta y que queda reservada en mi corazón.
-Va a seguir ligada a la profesión?
La ley de ejercicio de la abogacía limita a los jueces jubilados a la actuación ante el fuero al que hubieran pertenecido y por el término de cuatro años por lo que en principio voy a colegiarme y mi ejercicio profesional- en lo que no esté limitada-, tendrá vinculación con mi actividad pastoral en Hogar de Cristo, destinado a las personas atravesadas por consumos problemáticos.
En otro aspecto, me estoy capacitando en procesos judiciales de nulidades matrimoniales para colaborar en lo que se necesite en la Vicaría. Son proyectos que me entusiasman.
-Cuál es el consejo que le daría a los jóvenes que se están iniciando en el Poder Judicial y que aspiran a ocupar cargos de responsabilidad como el que usted ha tenido?
Es un camino largo pero posible, si hay vocación de servicio que se nutre de valores de ecuanimidad, imparcialidad y rectitud de conciencia. Yo les diría que se capaciten, que escuchen y formen su criterio, que encuentren en su trabajo motivos de alegría, que el compañerismo con base en el respeto al otro sea un modo de vida, que aún con todas las dificultades que se presentan, puedan sentirse orgullosos como yo, de ser parte del Poder Judicial de la Provincia de Chubut.