La Dra. Nelly García culminó su actividad en el Poder Judicial, después de un recorrido de casi 30 años.
Su trayectoria está marcada por la calidad de su trabajo, el reconocimiento de sus pares y el acompañamiento de la comunidad a la que sirvió con esmero y dedicación.
Además de sus cualidades intelectuales, la camarista de Esquel se ganó un lugar en la sociedad, a partir de una tenacidad irreductible, que le permitió superar los numerosos escollos que se le presentaron en el camino. En ese sentido, su historia de vida, constituye un verdadero ejemplo.
En la tranquilidad de su hogar, con la satisfacción del deber cumplido y las particulares sensaciones que provocan los primeros días de jubilada, accedió a una entrevista con JusNoticias.
-Podría recordarnos los datos más importantes de su carrera en el Poder Judicial?
Cuando me recibí, trabajé en la profesión desde 1986 a 1989 en el estudio Fernández, hice mis primeras experiencias al lado de Graciela Nair Fernández Vecino y Alejandro Fernández Vecino. Ingresé al Poder Judicial en noviembre de 1989 como auxiliar letrada de fiscalía a propuesta del Dr. Luis Balsamello cuando se creó el cargo, en 1994 fui nombrada secretaria del Juzgado Correccional que estaba a cargo del Dr. Jorge Eyo. Fue una época de mucho aprendizaje y de hacer experiencias, resalto la influencia del Dr. Eyo, que siempre nos incentivaba a estudiar, a buscar la perfección aún en las pequeñas cosas, a continuar la carrera judicial. En el año 2000 se crearon los Juzgados Penales de Niños y Adolescentes, conforme la manda constitucional y los requerimientos de la ley 4347. Me presenté al concurso en el Consejo de la Magistratura y accedí al cargo de Jueza Penal de Niños y Adolescentes, incorporamos normas internacionales de niñez para cubrir vacíos legales, nos manteníamos en contacto las cuatro juezas de la provincia, fue una experiencia inédita, que me dejó muy gratos recuerdos. Funcionábamos con una estructura mínima, la Dra. Anabel Rodríguez, fue mi secretaria, prosecretario Diego Camba y auxiliares Malba Artiles y Sara Lavalle Cobo. No me canso de repetirlo, mis colaboradores tendrán mi agradecimiento eterno.
Fue una época de mucho trabajo, vivíamos en el Juzgado, mañana y tarde, por el fuero de atracción, recibíamos las causas más complejas y eso nos obligó a aprender a trabajar en equipo y a organizarnos, para que la urgencia no nos domine y nos lleve a cometer errores. En el año 2006 la reforma procesal elimina el fuero de menores y quedé como jueza de garantías en el nuevo proceso.En el año 2010 quedó vacante el cargo de Juez de Cámara Penal, volví a concursar en el Consejo de la Magistratura y accedí al cargo.Me integré a un tribunal colegiado integrado por la Dra. Cristina Jones y el Dr. Víctor Sarquís, excelentes personas y profesionales, fue un gusto trabajar con ellos. Cuando se jubiló la Dra. Cristina Jones se incorporó la Dra. Carina Estefanía, además de colegas nos hicimos muy amigas, y el Dr. Hernán Dal Verme reemplazó al Dr. Víctor Sarquís, en el 2018. En la Cámara culminó mi carrera judicial y en octubre me jubilé con 29 años de antigüedad en el poder judicial. Colaboré en los inicios del Consejo de la Magistratura, en los primeros tiempos de la Escuela de Capacitación e integré el primer grupo de juezas y funcionarias que recibieron capacitación en la Corte con la Dra. Carmen Argibay sobre cuestión de género y trata y las primeras replicadoras en Chubut.
-Muchos amigos y colegas resaltan su trayectoria y los obstáculos que ha debido sortear para alcanzar sus metas. Me refiero a su historia de vida.
Es algo que conocen los más cercanos, mi mamá falleció cuando mis hermanos tenían seis y dos años y yo tenía ocho, nos marcó mucho, después mi padre se volvió a casar y tenemos otro hermano. Nos criamos en el campo, desde chicos trabajábamos y mi referente de crianza fue mi padre y cuesta mucho para una mujer integrarse a una cultura machista, te exigen más. Por razones familiares y económicas no pude ir a otras ciudades a estudiar, por la gestión de mi tío Manolo, pude ingresar en Derecho en la UBA y logré hacer la carrera libre, viviendo en el campo y trabajando en el campo. El Dr. Julián Ripa, desempeñándose como maestro rural hizo la carrera libre en La Plata y se recibió de abogado. Siempre me alentó muchísimo, veinte y tantos años después yo volví a repetir su historia. Si pensamos que en esa época no había internet, no existían celulares, había que acercarse a la Central Telefónica para llamar a un teléfono fijo, era muy difícil estudiar a distancia. Los hermanos Fernández y el Dr. Juan Carlos Goya me ayudaron muchísimo, pusieron a mi disposición su biblioteca y me hacían todos los trámites administrativos. Sin su colaboración hubiera sido imposible.
-Hace dos meses de su jubilación. ¿Cuáles son las sensaciones que tiene, después de este recorrido por el Poder Judicial?
Al principio es como estar de vacaciones, recién ahora tomé conciencia que no se van a terminar, en la oficina dejé todo como estaba, de a poco estoy retirando mis cosas. Sigo en contacto con los magistrados y los integrantes de la oficina judicial, en cuanto los extraño, me doy una vuelta, todavía me reciben.
-Cuáles son las más grandes satisfacciones que la carrera le ha brindado?
No me puedo quejar, hice una carrera judicial completa pasando por todos los estamentos, tuve una vocación de servicio, que se pudo desarrollar, no se ingresa al poder judicial para hacer plata. Los superiores siempre me trataron bien, tuve personal a cargo y siempre me respondieron. Creo que la pasión en lo uno hace y el compromiso dan sus frutos. Ahora que me retiré, recibí muestras de reconocimiento y de agradecimiento de muchísima gente, nunca tuve conciencia de la calidad de las relaciones personales que establecí y eso es lo rescatable, lo que queda, lo que no se lleva el tiempo.
-En el ejercicio de su tarea, ¿se ha sentido frustrada en alguna ocasión?
No, nunca. Siempre supe que la función jurisdiccional es compleja y difícil. No se puede quedar bien con todo el mundo, siempre quedan descontentos y hay que trabajar bajo presión, de todo tipo, de afuera y de adentro. Estudiar mucho, capacitarse todo el tiempo y ponerle horas al trabajo, te permite cierta seguridad y confianza. Yo solía decir, al terminar un voto, a mí me gustó, lo que pase después me tiene sin cuidado. Tenía la satisfacción del trabajo bien hecho. Durante unos cuantos años subrogué el juzgado de familia, donde nunca sabés cual es el grado de urgencia de la petición y tampoco podés predecir cómo puede terminar una audiencia. Tuve una experiencia fea, en una audiencia para escuchar a las partes, porque el padre se oponía a reintegrar los niños a la madre que tenía la tenencia, terminé separando a dos hermanitos, el mayor de doce años quedó con el padre y el menor de cinco se fue con la madre. Después de unos cuatro meses, apelación mediante, los hermanos se volvieron a juntar. Desde ese entonces trabajé hasta que logré que los jueces civiles se subroguen entre ellos.
-Cuáles han sido los valores y los lineamientos que han prevalecido a la hora de cumplir con el rol de jueza?
Son importantes la templanza, el equilibrio, la honorabilidad y la buena fe. No es un trabajo que se realiza en horario de oficina y se acabó, a los jueces la sociedad les reclama algo más, vivimos valorando conductas ajenas, por eso deberíamos tener una conducta ejemplar, para ser creíbles por lo menos.
Siempre estuve cerca de la gente. Esquel sigue siendo pueblo, compartís muchos espacios, vas al mercado, al banco, al hospital, a un evento deportivo y te encontrás con todos, imputados, víctimas, condenados, liberados, policías, te ven, te saludan, te preguntan por sus casos, te traen quejas. Sos un vecino más, de carne y hueso. En cuanto al trabajo, en primer lugar, valoro la transparencia, siempre aclaré, explicité si tenía algún interés, alguna relación con la partes, para que no haya sospecha de parcialidad. En segundo lugar, dar razones sobre la interpretación de los hechos y de derecho, cuanto más claras y sencillas mejor. Si la sentencia es entendible para cualquier persona, no es necesario dar explicaciones después.
Hacer justicia, para mí es dar la mejor solución posible, en tiempo oportuno, al conflicto que te llaman a resolver, no me pidan que haga justicia como valor absoluto, porque eso escapa a mis posibilidades.
Hacia dónde cree que se debe apuntar para revertir la imagen que tiene la sociedad de La Justicia?
Sí, es verdad que el Poder Judicial hace tiempo que tiene una mala imagen. Creo que en parte esa imagen es generada por malos ejemplos, decisiones judiciales erróneas, jueces corruptos, jueces frívolos, etc. Por otro lado, tampoco el Poder Judicial sabe comunicar todo lo que se hace bien, todos los días, que no es poco, las malas noticias es lo que se propala y se generaliza. Hay que reconocer que hay mucho por cambiar y mejorar, además hay que utilizar los controles internos para corregir errores y depurar el sistema.
-Cuál es el mensaje que desea brindar a todos los operadores del Poder Judicial que la han acompañado en estos años?
Gracias a todos con los que trabajé y compartí equipos. Para los más jóvenes, mi consejo es no desesperar, siempre hubo tiempos buenos y malos, a seguir perfeccionándose, apostar al trabajo, cambiar lo que se pueda y ponerse la camiseta, cada eslabón de la cadena es importante, a la larga la cosecha es buena.