El Dr. José Ferreyra egresó de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba en 1985.
Actualmente se desempeña como Secretario Penal del Superior Tribunal de Justicia del Chubut. Por su intachable trayectoria en el Poder Judicial e indiscutible conocimiento del derecho, lo invitamos a reflexionar, al conmemorarse hoy, el Día del Abogado.
¿Por qué decidió estudiar Derecho?
Porque me sentía a gusto con la Filosofía, el Latín o la Historia, materias usuales por entonces, en el Colegio Secundario. Mi papá fue abogado, esta influencia, creo yo, fue decisiva.
¿Qué es lo que más le gusta y lo que menos le gusta de la profesión?
Mi profesión me obliga a escribir: a veces escribir supone leer y aprender. Me encantan los libros viejos y las bibliotecas luminosas. Detesto perder tiempo con el que también sabe que no tiene razón: como dos adivinos que se tiran las suertes.
¿Qué satisfacciones le ha dado la actividad y qué decepciones?
Mi abogacía es muy especial. Cuento más de tres décadas en la Administración de Justicia. Siempre trabajé con la alegría y el respeto venerable de un principiante hacia las obligaciones importantes. Todavía me asombro con las sorpresas del día. Logré cumplir con mis cosas y ser invisible. Me gustaría que el gobierno fuera eficiente e invisible. No hablo de temas jurídicos en casa; mi familia es feliz con lo poco que pude darle. Aún mis hijos creen que soy una persona seria. Les enseñé que la justicia es tarea infinita, pero que su espacio empieza en nuestro hogar y con nuestros vecinos. Con respecto a la segunda parte de la pregunta, no puedo sentir desilusión a causa de la Abogacía o de un martillo o una tuerca. El derecho es una herramienta humana en manos del Estado.
¿Por qué eligió la especialización en derecho penal?
Cuando cumplí mis 22 años me nombraron empleado en los Tribunales de Córdoba. Una señora al borde de su jubilación me dio la bienvenida. Me dijo “En el Fuero Penal, vas a llegar muy lejos. No hay vacantes en algún otro fuero. ¿Me entendés?”. Tenía razón. Al poco tiempo nos mudamos con mi esposa a la Ciudad de Rawson.
Hoy se plantea la disyuntiva entre los abogados garantistas y activistas. ¿En qué lugar se ubica usted?
Soy garantista. Juré cumplir la Constitución. La Constitución es un sistema de garantías del individuo frente al Estado. Ignoro qué es ser abogado activista.
¿Cuáles son los desafíos que enfrenta un abogado en estos tiempos?
El abogado tiene hoy los mismos desafíos de siempre: luchar por la justicia; pedir y obtener más derechos. No es tarea fácil: el abogado debe tener razón y esperar que alguien se la reconozca. No siempre ocurre.
¿Por qué los abogados tienen mala fama y mala prensa?
La profesión no tiene mala fama ni mala prensa. Miles de jóvenes dejan todo para llenar las aulas de las Facultades de Derecho. Los jóvenes más críticos y disconformes abrazan con esperanza a nuestra profesión. Y la prensa -que es crítica y disconforme- no mira con malos ojos a esa decente vocación por el derecho.
¿Cree que hay una estigmatización hacia la profesión?
Nuestra profesión no tiene estigmas. Si hubieran heridas sangrantes, la abogacía se habría debilitado o habría muerto. Ahí está: vigorosa. Quizá algo excedida de peso.
¿En términos generales, ¿tenemos buenos abogados? ¿Es buena la capacitación que se le brinda a los profesionales?
Creo (es un acto de fe) que tenemos buenos abogados. No podría juzgar yo a mis colegas con la medida del prejuicio. La educación de los abogados es muy buena. Lo sé porque alguno de mis hijos habla de cosas que yo no entiendo.
¿Qué se necesita para ser un buen abogado, hoy?
El buen abogado depende de su ciencia y de su altura moral. La honradez y el compromiso son espadas afiladas; la valentía un fiel escudo. El abogado debe estar dispuesto a abrazarse en la hoguera de sus firmes convicciones. Y combate contra el más poderoso: el Gobierno. Muchos dejaron sus vidas en la litis. O pagaron con la cárcel más injusta. No conozco otra profesión donde la muerte y la prisión estén -por obra de las circunstancias- a la vuelta de la esquina. Un militar jura dar su vida por la Patria. Nuestro juramento no incluye ese sacrificio: algunos sencillamente lo padecieron en nombre de sus clientes.
¿Qué aporta la carrera de derecho a la sociedad de nuestros días?
La sociedad genera sus conflictos. Las luchas son la materia prima del derecho. La justicia es la utopía. Habrá siempre más derecho, a veces mejor derecho. Las Facultades de Derecho son usinas de estas últimas intenciones.
Usted es Secretario Penal del Superior Tribunal de Justicia. Desde su lugar de trabajo, ¿qué análisis efectúa sobre el funcionamiento de la Justicia?
La administración de justicia es antes que nada, administración. Se administra lo que se tiene. Nuestra administración acontece entre argentinos administradores y argentinos administrados. Los argentinos querríamos ser otra cosa que por ahora no somos.
Si volviera el tiempo atrás, ¿elegiría de nuevo la carrera de abogacía?
Hoy estoy en un buen día: volvería a ser abogado.