*Por Sandra Brun
Una justicia comprensible
“Piensa como piensan los sabios, mas habla en forma sencilla”.
Aristóteles
“Es necesario que entendamos que la escritura no es solo competencia de unos pocos sino que nos pertenece a todos los hablantes, que nos constituye como personas y que no solo nos sirve para comunicarnos sino para decir quiénes somos y cómo pensamos”.
Ignacio José Bosque
Podemos pensar que una Justicia moderna es aquella que se sustenta en las nuevas tecnologías y se ocupa de mejorar la calidad de la gestión de los recursos públicos y, ciertamente, este pensamiento no es errado. Sin embargo esto no es suficiente si la ciudadanía no es capaz de comprender el lenguaje con que ella se expresa.
Para que la Justicia sea comprensible se necesita que el mensaje sea dicho en un lenguaje claro y accesible. Es decir, quienes son responsables de emitir ese mensaje deben allanar el camino para que quienes lo reciben puedan interpretarlo sin mayores dificultades. Por eso, afirmamos que la responsabilidad de la comprensión no depende solamente de los ciudadanos sino también de un Poder del Estado que debe esforzarse por ser claro. Es deber del Estado democrático expresar claramente la decisión que se ha tomado sobre un determinado conflicto que las mismas partes le confiaron para su resolución.
Lo que hablamos o escribimos, como miembros del Poder Judicial, es el reflejo de nuestra actitud y esfuerzo. Si lo que queremos es una comunicación efectiva (que cumple con su propósito) entonces debemos tener en cuenta que el lenguaje de nuestros textos pueda ser comprendido por los destinatarios sin necesidad de recurrir a expertos.
Así, el primer paso para lograr que nuestros lectores comprendan la información que queremos transmitirles es facilitarles el encuentro de aquella información que necesitan con palabras y construcciones sintácticas sencillas.
Reflexionar sobre quiénes van a leer nuestros escritos y qué tienen que hacer con la información que les transmitimos, es la mejor manera de escribir en un estilo comprensible. Todo lector busca información clara en un texto, es decir, detalles precisos y expresiones comprensibles. Sin embargo, si él que escribe no sabe quién es su lector, difícilmente logrará transmitirle la información que éste busca y mucho menos, de manera clara y precisa.
Por otra parte, tenemos que pensar que cada lector construye el significado de lo que lee de acuerdo a lo que sabe sobre el tema que está leyendo. Su conocimiento previo sobre el tema determinará su comprensión o no del texto. Si el lector no está acostumbrado a tener contacto con textos jurídicos con sus características y temas propios es muy poco probable que él entienda de qué se trata.
Por eso es importante que nos pongamos en el lugar del ciudadano que va a leer nuestros mensajes. En cierto modo se trata de sentir cierta empatía por quien nos lee. La clave es buscar, perseguir y encontrar la manera de transmitir nuestras ideas con claridad considerando las características del receptor de nuestros mensajes.
1.1. Escribir claro
Una Justicia comprensible es la que achica las distancias entre el ciudadano común y la administración de Justicia. Es una Justicia que tiene en cuenta las distintas partes del conflicto.
La exigencia ética hacia los jueces de expresar sus sentencias en una forma clara es un principio reconocido por diferentes códigos y leyes internacionales, nacionales y provinciales. Por citar algunos ejemplos:
Estatuto del juez iberoamericano (2001), Código Modelo Iberoamericano de Ética Judicial (2004), Carta de derechos de las personas ante la justicia en el espacio judicial iberoamericano (2002), Carta de derechos del ciudadano ante la justicia de España (2002) y en nuestra provincia: la Ley V (antes ley 5442) del año 2006. XIV Cumbre Judicial Iberoamericana Brasilia, 4 a 6 de marzo de 2008 REGLAS DE BRASILIA SOBRE ACCESO A LA JUSTICIA, si bien se refieren a las poblaciones en condición de vulnerabilidad, sus postulados permiten ejercer la justicia con mayor calidad y humanismo. Es así como la regla 58 indica: “se adoptarán las medidas necesarias para reducir las dificultades de comunicación que afecten la comprensión del acto judicial…”
Todo este respaldo normativo, producto de una larga cadena de reclamos sociales, permite advertir que el sistema de comunicación incomprensible no es compatible con un sistema democrático.
No olvidemos que históricamente las sentencias no tenían la condición de estar motivadas, incluso hasta llegó a estar prohibido durante mucho tiempo en Europa pues veían en la motivación una excusa ante la posibilidad de que la parte perdedora deseara debatir las decisiones de los jueces. Actualmente, las sociedades democráticas no aceptan que las decisiones que adoptan los jueces no estén debidamente justificadas.
Según el Código Modelo de Ética Judicial para Iberoamérica (Copán, San Salvador 2004) “La actividad judicial en un estado democrático requiere que los jueces expresen con claridad las razones que condujeron su decisión”.
Situación de la Provincia del Chubut
La ley V Nº 108 (Antes Ley 5442) CARTA DE DERECHOS DE LOS CIUDADANOS DE LAPROVINCIA DEL CHUBUT ANTE LA JUSTICIA I de nuestra provincia textualmente dice:
Artículo 5°.- Todos los ciudadanos tienen derecho a que las notificaciones, citaciones, emplazamientos y requerimientos contengan términos sencillos y comprensibles, evitándose el uso de elementos intimidatorios innecesarios.
El objetivo de esta ley es mejorar el lenguaje utilizado en la actividad judicial para conseguir una mejor comunicación con la ciudadanía. Lo que, en definitiva, contribuye a la mayor transparencia de los actos judiciales y su consecuente legitimación.
Por otra parte, este artículo 5° no se refiere únicamente a las sentencias sino a notificaciones, citaciones, emplazamientos, etc. actos de comunicación en los que debe evitarse el tono intimidatorio que en muchas ocasiones se utilizan para dejar claro, esta vez sí, quién tiene el poder.
Desde hace mucho tiempo, la imagen negativa de la Justicia y su falta de transparencia aparece en las encuestas como un tema recurrente. La opacidad y falta de claridad, el distanciamiento y la incapacidad para lograr una comunicación efectiva son problemas que se vienen señalando desde hace muchos años en nuestro sistema de justicia.
De allí que simplificar y modernizar el lenguaje de la Justicia hacia un estilo de escritura clara y comprensible sea una tendencia que debería plasmarse en prácticas concretas de escritura clara. Desde 2010, en la Provincia del Chubut se busca a través de capacitaciones en Redacción Jurídica y Argumentación trabajar en este sentido.
Las capacitaciones se han enfocado en superar un obstáculo en el proceso de democratización de las instituciones públicas: el complejo lenguaje jurídico que muchas veces resulta incomprensible. Las frases excesivamente largas, sintaxis complicada, ausencia de verbos personales, abuso de gerundios, ausencia de sujetos, mala puntuación, las frases antiguas, los latinismos, etc., son solo algunos de los problemas de redacción que se abordan para brindar formas alternativas de solución que se inscriban en un lenguaje llano sin perder calidad conceptual.
El lenguaje jurídico claro
Escribir en un lenguaje jurídico claro significa:
• brindar la posibilidad de que el lector encuentre respuestas y soluciones a lo que necesita (satisfacción comunicativa);
• ser pertinente con el contenido que se trata;
• ser preciso/ no ser ambiguo, ser breve, claro y conciso;
• usar un lenguaje llano, sin tecnicismos innecesarios, sin adornos y sin argumentaciones ampulosas;
• no escatimar el punto y aparte, los títulos y subtítulos;
• presentar ordenadamente los argumentos, distinguiendo cuidadosamente los principales y los subsidiarios y dar el necesario relieve a los primeros;
• no pretender desvirtuar los textos técnicos inscribiéndolos en una prosa vulgar;
• cambiar la manera de escribir y la manera de leer;
• aumentar el grado de comprensión del impreso;
• tener en cuenta al lector para lograr una comunicación efectiva.
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En definitiva lo que nos propone el lenguaje claro es una nueva cultura comunicativa, una manera más eficaz y más democrática de entender la comunicación escrita entre las personas.
Algunos ejemplos de lenguaje jurídico
Veamos estos ejemplos de escritos en lenguaje jurídico complicado y sus reformulaciones más claras:
Frases complicadas |
Frases claras |
“De lo expuesto se colige sin hesitar”. |
“De lo expuesto, este Organismo Asesor considera”… |
Es evidente la conveniencia de incluir”… |
“Es conveniente incluir”… |
“Para la debida constancia”… |
“Para su constancia en”… |
Ejemplo en lenguaje complicado
Todo mal tratamiento en la aprehensión o en las prisiones, toda molestia que se infiera sin motivo legal, toda gabela o contribución, en las cárceles, son abusos que serán corregidos por las leyes y reprimidos por las autoridades.
Ejemplo en lenguaje claro
Cualquier maltrato, molestia o solicitud de contribución a una persona durante su aprehensión o mientras esté en prisión, será sancionada por las autoridades competentes.
Ejemplo en lenguaje complicado
Es de aclarársele que de no haberse establecido estos plazos los resultados desfavorables, tendrían vigencia de un año y por tanto, pasado ese plazo podría presentar las evaluaciones correspondientes.
Ejemplo en lenguaje claro
En caso de que el resultado de sus evaluaciones sea desfavorable, deberá esperar un año para presentarlas nuevamente.
RECOMENDACIONES GENERALES
Estas son algunas de las acciones que usted puede aplicar para mejorar la redacción de su texto, siempre con el propósito de mejorar la comprensión por parte de quien lo lee.
• Sea claro, preciso, ordenado. El orden clarifica; el desorden oscurece. La sencillez, entendida como naturalidad, es la mejor garantía de claridad del texto jurídico.
• Use un lenguaje apropiado al mensaje y a los destinatarios, de tal modo que la información resulte accesible.
• Piense qué escribe, a quién, para qué, cómo, y revise su escrito
• Adopte un estilo llano y comprensible
• Aunque a veces resulta complicado, hay que lograr un equilibrio entre la complejidad inherente a los textos jurídicos y la sencillez.
• Tenga en cuenta quién es el destinatario y realice aquellas elecciones léxicas y gramaticales que, con sobriedad y sencillez pero sin caer nunca en un lenguaje vulgar, lo aproximen a la comunidad en lugar de alejarlo de ella.
• Prefiera los párrafos cortos, con unidad de sentido; de manera que las ideas se puedan separar bien entre ellas y ser analizadas de forma independiente durante la lectura.
• Escriba títulos y subtítulos que orienten al lector sobre el contenido del texto.
LOS TÍTULOS organizan la información, crean anclas de lectura, ayudan a seguir la lógica del discurso, sirven como guía en el proceso interpretativo (el esfuerzo cognitivo consciente por apropiarse del texto) y son un excelente instrumento para regresar al texto en la relectura.
• Escriba sumarios, resúmenes al principio y al final del texto
• Enfóquese en el tema del texto, deje lo esencial para su comprensión y elimine todo lo que se aparte de ello.
• Escriba en un estilo más verbal que nominal
• Use puntuación fuerte (punto y aparte, punto y seguido). Construya sus párrafos con una puntuación clara y rítmica (sin incurrir en la comunicación telegráfica). Huya del exceso de oraciones subordinadas y de esos párrafos que se extienden por renglones y renglones sin encontrar un solo punto en su camino.
• Si no se ha usado el punto en tres o cuatro líneas, conviene que se revise la expresión.
• Simplifique la sintaxis mediante el empleo, entre otros recursos, de frases cortas.
• Use conectores que orienten sobre las conexiones lógicas del texto.
• Atenúe el uso de tecnicismos, latinismos y arcaísmos.
• Reemplace las palabras complejas, tecnicismos o latinismos por otras más accesibles.
• Evite los giros sobreabundantes o rebuscados, la escritura confusa o recargada, la utilización de más palabras que las estrictamente necesarias, el abuso de la jerga jurídica y la tentación del lenguaje literario.
• Prefiera el uso de un léxico estándar y evite la creación de palabras (neologismos) para sustituir extranjerismos cuya utilización debe evitarse.
• Junte palabras que gramaticalmente deben ir juntas
• No abuse de las construcciones perifrásticas (verbo conjugado + infinitivo), del tipo debo condenar, se hará saber, hago saber a usted habrá de ser solicitado, se deberá participar, podrá recabar porque contribuyen al distanciamiento con el lector, resultan artificiosas y llevan a que el texto pierda precisión. Frecuentemente algunas subordinadas y complementos de nombre (introducidos por de, por, a…) son muletillas o clichés de escaso o nulo significado. Evítelas.
• Elimine repeticiones, redundancias, vocablos de uso frecuente, muletillas, latiguillos, exceso de adverbios y calificativos, vacíos de sentido.
• Absténgase de reflexiones vacías que no hacen aportes reales a la argumentación ni producen pensamiento nuevo.
• Racionalice el uso de gerundios
• Ante la duda, absténgase de usar gerundios y en su lugar use una forma verbal personal.
• El uso del gerundio será apropiado cuando la acción que expresa sea simultánea o inmediatamente anterior a la del verbo principal. Y, por el contrario, estará mal usado cuando se aproxime a la función adjetiva.
• No utilice el Modo Subjuntivo para expresar acciones que efectivamente ocurrieron, recuerde que para ello debe usar el Pretérito Perfecto del Modo Indicativo.
• Resulta conveniente estructurar el texto en párrafos breves, utilizando un lenguaje directo y llano. Es desaconsejable que un dictamen emplee frases oscuras y párrafos dilatados, que su¬peren las siete líneas. Y debe construirse el texto siguiendo una secuencia lógica, que remarque sus ideas principales. Por ende, una redacción que abuse de oraciones subordinadas puede provocar, no solo que el lector se pierda, sino que tal complejidad innecesaria atente contra la legibilidad o coherencia del propio escrito.
• Si ya ha expuesto una idea, no hace falta repetirla (y mucho menos en el mismo párrafo). Sencillez: mejor tres ideas claves que muchas poco trabajadas.
Para terminar estos concejos de Cicerón que hace nos legó más de 2000 años pero que todavía siguen muy vigentes-
Consejos de Cicerón en De Oratore
• Usar el latín puro, recomendación que hoy se puede traducir por usar la lengua española, sin extranjerismos
• Emplear palabras de uso corriente
• Evitar construcciones y palabras ambiguas
• No hacer períodos discursivos demasiado largos
• No dejarse llevar por la complejidad del propio pensamiento, controlando la tendencia a hacer comparaciones y precisiones que complican la expresión que inicialmente se quería estructurar
*Lic. Sandra Brun. Licenciada en Letras y Magíster en Psicología Cognitiva y Educación. Especialista en Producción Escrita. Responsable de la capacitación en redacción jurídica y argumentación, en el Poder Judicial del Chubut.
Bibliografía:
CARRIÓ,G. (1994), Notas sobre Derecho y Lenguaje, Abeledo Perrot, Buenos Aires.
DUARTE, C. Y MARTÍNEZ, A. 1995. El lenguaje jurídico, AZ Editora, Buenos Aires.
MIGUEL ELENA (2000) El texto jurídico administrativo UAM Madrid http://www.ucm.es/info/circulo/n°4/demiguel.htm
MONTOLÍO, E y SAMANNIEGO, A. (2008)